Esta bacteria probiótica fue descubierta en 1905 por el bacteriólogo búlgaro Stamen Grigorov. En esa época, en el Instituto Pasteur de París, el bacteriólogo Ilya Mechnikov investigaba por qué en algunas zonas de Bulgaria se daba un índice de longevidad tan alto, concluyendo que era debido al consumo diario de yogur. Entonces Mechnikov invitó a Grigorov a presentar su descubrimiento en París.
Pero a pesar de que este descubrimiento sea relativamente reciente, la elaboración de yogur en Bulgaria data de hace más de 6.000 años, cuando la zona estaba poblada por tribus tracias.
El yogur búlgaro se suele elaborar con leche de vaca, pero también hay de leche de oveja y de cabra. Hay que hacer hincapié en que el 75% de la población de Bulgaria se concentra en las grandes ciudades, y el resto del país, con sus prados y sus montañas, queda relativamente libre para que el ganado paste a sus anchas. Y ganado bien alimentado da una leche estupenda, lo cual se nota en el yogur.
El yogur búlgaro no sólo es famoso por su insuperable sabor, sino también por sus numerosas cualidades dietéticas:
Es una gran fuente de calcio, imprescindible para los huesos y los dientes: una sola ración de yogur ya tiene más calcio de la CDR (cantidad diaria recomendada). La acción del calcio, junto con la presencia del lactobacillus bulgaricus, crea un ambiente intestinal que ayuda a eliminar las bacterias dañinas del intestino, a la vez que deja intactas las buenas.
Refuerza el sistema inmunológico y protege el organismo de enfermedades intestinales. También reduce las posibilidades de contraer cáncer de colon.
El lactobacillus bulgaricus del yogur búlgaro forma equipo con el streptococcus thermophilus, juntos resisten a los ácidos del estómago y así pueden llegar al intestino.
Facilita la asimilación de la lactosa; esto hace que el yogur sea mucho más fácil de digerir que la leche, que es algo indigesta.
Básicamente y en román paladín, consumir con frecuencia yogur búlgaro te deja las arterias como nuevas y refuerza tus defensas como nunca podrá hacerlo el Actimel.
En Bulgaria el yogur sirve como base del tarator (sopa fría de yogur y pepino, típica del verano), como parte del relleno en la banitsa y otros platos, o como salsa ligera y saludable para innumerables platos ( musaka / calabacín ) También hay una bebida típica búlgara a base de yogur, llamada airian. Y por supuesto, se puede tomar dulce, con miel o frutos secos.
El relleno de la banitsa es una mezcla de queso, huevo y yogurt. Y el sabor es espectacular. Esa bacteria mágica viene muy bien y el yogurt debe tomarse tal cual lo venden sin ponerlo al fuego o al micro para no matar el efecto que les ocupa ; recuerda que es un organismo vivo . Es mi consejo sano .de lo contrario no tiene sentido . Cómelo como postre o salsa .
Además de ser un alimento rico y versátil, el yogur búlgaro también tiene usos cosméticos y medicinales:
Por fuera: con él se pueden hacer mascarillas para la piel, es hidratante y nutritivo, ayuda a desinfectar heridas y a regenerar la piel tras quemaduras solares.
Por dentro: consumir yogur búlgaro puede ayudar en casos de diarrea o infecciones urinarias, y es un aliado eficaz contra el ardor de estómago.
El yogur búlgaro también se utiliza en la elaboración de cremas y cosméticos, y hasta se comercializa en forma de cápsulas, pero siempre es mejor consumir el yogur directamente.