Mi Experiencia Favelera

El desayuno de este día fue una especie de seminario intensivo que recibí de Alex y Aparecida ( madre e hijo ) manejadores del Hostel Posada Santa Trem donde me alojaba. Cuando estuve convencido del papel que me tocaba jugar me dispuse a salir , no sin antes mirarme en el espejo para convencerme de que mi personaje no me iba a defraudar. Subí al autobús que me habían recomendado, hice el transfer de rigor y me bajé en la estación Botafogo. Caminé en la dirección indicada y 5 cuadras más allá estuve frente a la entrada.

Comencé a ascender hasta llegar a la base donde se encuentra el puesto de atención al turista …  vacilé en entrar y preguntar pues no quería marcarme como turista. me recosté a una baranda y tras mi aparente lectura de un periódico local descubrí el movimiento a que había a mi alrededor.

Detecté la estación del bondinho a mi derecha y hacia allí me fui .,  hice mi fila y a duras penas entre en el primer viaje . El trayecto lo hace a la vera del morro donde se asienta la favela ,es gratuito y se construyó con la finalidad de facilitar a la comunidad el poder bajar y subir sin tener que caminar tantas escaleras. El panorama no podia ser más controversial teniendo en cuenta que tenía al fondo una panorámica en version rica de Rio con el esplendor de rascacielos y edificios con clase. A mis pies, basura en las calles ,casas a medio construir, gente hablando en las esquinas ropa tendida y niños jugando .

En fin, dos mundos paralelos. La Favela Santa Marta se empezó a poblar en el año 1930 y está situada en el morro de Doña Marta, una colina que se encuentra entre los barrios de Botafogo y Laranjeiras. Debido a su altura e inclinación tiene unas vistas privilegiadas de Rio de Janeiro y también se puede apreciar en la lejanía la figura del Cristo Redentor encarado hacia ésta con los brazos abiertos.

No más bajarme me vi envuelto en ese maremágnum de voces que me decían , pedían y ordenaban que hacer según el guion concebido….  Sube escaleras , baja escaleras , atento a cuanto se movía a mi alrededor y sin pronunciar una palabra transite por pasillos y callejones y sin darme cuenta llegue abajo …!Rayos ¡ ¿Qué hago yo aquí abajo? Me pregunte a mí mismo ¿Cómo es posible que haya llegado a la base sin darme cuenta?¿ en qué momento baje el sin fin de escaleras y laberintos que me separaban de la cima? Era sin duda alguna una mala pasada que me había jugado el destino … eso si …  no desperté sospecha alguna .

De tal modo, ya más confiado regresé al bondinho , me puse en la línea que ya había crecido y afiné el oído detrás de mi alguien hablaba español …  me vire , estudie la situación y me metí en la conversación .Quien hablaba español resulto ser un chico de Sao Paulo que le comentaba a otro que la espera del bonde podría tomarnos al menos una hora. Llego un vendedor de paletas de helado y él le pregunto el precio , luego si sabía cuánto tiempo le tomaría subir por las escaleras , asi que como yo había recorrido el camino en bajada le di mi opinión , me presente y les comenté que me había animado a subir nuevamente pues no había logrado ver la estatua de Michael Jackson

Al llegar arriba ya había probado cuatro sabores y andaba feliz pues nos explicaba cosas interesantes , nos metía por recovecos inimaginables y contaba historias de los tiempos en que la favela no era tan pacífica. Nos apoyó con las fotos en la terraza , nos recomendó donde almorzar y se quedó un buen rato con nosotros en la azotea. Uno de los rasgos que caracterizan a la favela y la hicieron muy conocida es la visita que hizo Michael Jackson en 1996 para grabar algunas partes de su Videoclip¨ They Don ’t Care About Us¨.

Para ello tuvo que pedir permiso a los narcotraficantes que la controlaban. Actualmente hay un mural y una estatua en el lugar donde se realizó la grabación que fue colocada un año después de su muerte como homenaje. Para ese entonces ya yo me sentía cocuyo viejo de alli. Tenía la sensación de pertenecer a ese entorno y caminaba y actuaba con la mayor naturalidad del mundo .

Tal vez ayudo la seguridad de ir acompañado o de haber recorrido el camino anteriormente. Esta vez sí pude disfrutar a tope Las vistas espectaculares vistas observado desde alli casi todos los lugares turísticos de la ciudad, léase el Pan de Azúcar, la Bahía de Guanabara, el Cristo Redentor y el Maracaná.

Contiguo a la terraza , hay un bar y una tienda donde encontrar algunas artesanías hechas por los niños y la gente que vive en la favela, camisetas pintadas a mano, cuadros, llaveros etc. Yo me decante por un magneto para ampliar mi colección y un jabón de café para llevarle de regalo a mi mama.

Por cualquier camino que se tome , uno se va topando con bares, pequeños comercios y tiendas de gente trabajadora que vive su día a día como buenamente puede. En una de estas paladares me sente a degustar una feijoada ( uno de los platos emblemáticos de la cocina brasileña ) que hice acompañar con arroz blanco , ensalada de estación y rodajas de naranja .

La experiencia no pudo ser mejor .Yo quede encantado con la visita y no me arrepiento de haber ido por mi propia cuenta. Pude vivir en primera persona la dinámica de la favela y palpar la desigualdad de un país tan rico como es Brasil.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.